
Puede que alguna vez te hayas percatado de esa vocecita que suena continuamente en tu cabeza y que generalmente no descansa (o más bien dicho, no tiene intención de descansar), dando su opinión acerca de todo lo que te ocurre. Si hasta ahora no te habías parado a observarla te invito a hacerlo en este mismo instante: tómate el tiempo que necesites para observar su incesante diálogo, que deambula sin rumbo fijo del pasado al futuro (y viceversa).
Sigue leyendo «La ley del mínimo esfuerzo»