Durante el periodo vacacional se abre un espacio para disfrutar del tiempo de ocio entre días bajo el sol en la playa (o la montaña, si lo prefieres) y siestas perezosas (estas quizás más en mi caso, no todo el mundo ama dormir tanto como lo hago yo 🙂 ). Sin duda el ritmo de vida se ralentiza y tenemos la ocasión de poner en orden algunas cosas que habíamos desatendido durante el resto del año debido a la falta de tiempo.
Con la llegada de septiembre suele coincidir la vuelta a la rutina, y con ella es posible caer en las garras de lo que ya se conoce popularmente como síndrome postvacacional. Éste es un término que siempre me ha hecho gracia, puesto que obviamente es un mito y no existe dicho síndrome como tal, pero hemos acabado acuñando dicho término a la hora de referirnos a la falta de adaptación que nos puede ocasionar el hecho de finalizar la etapa vacacional para dar paso a una etapa repleta de responsabilidades que atender. En efecto, realizar la transición de una etapa de ocio a una etapa más activa nos puede resultar molesto y en los peores casos el individuo puede llegar a deprimirse si no consigue lidiar con este cambio de un modo efectivo.
El síndrome postvacacional parece ser más frecuente en personas jóvenes o de edad media en comparación con el resto de la población, y puede presentarse en forma de síntomas como fatiga, falta de interés, tristeza,…Parece que nos ha pasado un camión por encima, vaya. Pero no te alarmes, aquí vengo a traerte algunos consejos que quizás te ayuden a lidiar con este fenómeno para no dejarte afectar tanto por él:
- Ten en cuenta que en la vida todo son etapas.- Sí, puede sonarte a tópico pero es importante darnos cuenta de que nada dura para siempre y de que los cambios están ocurriendo siempre para poner a prueba nuestra capacidad de adaptación. El verano siempre termina, igual que lo hacen el otoño, el invierno y la primavera; la buena noticia es que el verano siempre vuelve, igual que lo harán tus vacaciones llegado el momento, pero por ahora sé paciente y comprende que debes pasar por todas las etapas sabiendo que cada una de ellas aguarda cosas buenas para ti.
- Trata de buscar actividades de ocio que te gusten.- No todo pueden ser obligaciones en esta vida, y de hecho es muy importante que busques siempre tiempo para desconectar, y no sólo durante tus vacaciones. El hecho de practicar actividades de ocio que te gusten te ayudará a renovar energías y afrontar mejor aquellas tareas que se te hagan un poquito más cuesta arriba.
- Vive el presente y agradece todo lo que la vida te ofrezca.- Lo suelo repetir pero creo que es importantísimo este punto, puesto que siempre podemos encontrar cosas que agradecer y podemos disfrutar de cada momento si nos lo proponemos, no es necesario posponer nuestro bienestar ni un segundo, aunque las circunstancias puedan indicarnos de lo contrario.
- La vuelta es un buen momento para reorganizarte.- Puede pasar que tras un periodo de reflexión durante tus vacaciones hayas decidido que quieres cambiar alguna situación en una o varias áreas de tu vida, y con las pilas cargadas puede serte más fácil llevar a cabo dicha tarea. Reorganizar ciertos aspectos de tu vida puede contribuir a tu bienestar y hacer más liviana la vuelta a la rutina.
- Puede ser la oportunidad para iniciar nuevos proyectos.- Un poco en línea con el punto anterior, una vez te hayas deshecho de aquello que creas que ya no contribuye a tu bienestar puede ser un buen momento para comenzar nuevos proyectos que te ilusionen y que contribuyan a tu crecimiento personal. Merece la pena que para ello encuentres un momento en el que estés tranquilo y puedan aflorar tus ideas libremente, para encontrar algo que verdaderamente esté alineado con tus propósitos.
Siguiendo lo anterior creo que no te costará demasiado tiempo recuperar el ritmo de antes de las vacaciones y al mismo tiempo hacerlo con la mejor de tus intenciones. Deseo que empieces esta nueva etapa con el optimismo y la fuerza que necesitas :).
¡Nos vemos en el próximo post!