Si revisaste la anterior publicación en la que te hablaba sobre lo que significa para mí «Vivir a cámara lenta», en este post te vengo a dar algunos consejos para que puedas gestionar tu tiempo de manera efectiva para poder cumplir con los objetivos que te vayas proponiendo.
Antes que nada déjame hacerte una pregunta, ¿has oído hablar alguna vez de la procrastinación?
Definición según la RAE:
Diferir, aplazar.
Definición según Wikipedia:
La procrastinación (del latín procrastinare: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro), postergación o posposición es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables.
¿Te resulta esto familiar? ¡A mí sí, y mucho! Me ha ocurrido en múltiples ocasiones el proponerme hacer una serie de cosas, tener muy claro lo que quería hacer y finalmente no dar el paso o tomar las acciones necesarias para su cumplimiento. La procrastinación puede llegar a ser uno de los principales enemigos con los que nos podemos encontrar a la hora de gestionar nuestro tiempo y por ende cumplir con nuestros objetivos. Es una condición inherente al ser humano y creo que a todos nos ha pasado alguna vez, y puede afectar directamente a nuestra productividad si no aprendemos a combatirla adecuadamente.
Podemos encontrarnos procrastinando en situaciones que dependen totalmente de nosotros, un buen ejemplo de ello sería el ámbito académico, independientemente de la etapa educativa. Yo misma en mi época de estudiante me encontré procrastinando en multitud de ocasiones por querer realizar actividades que me parecían más placenteras en dicho momento, pero después tenía una sensación de arrepentimiento bastante desagradable cuando me aproximaba a un punto de no retorno en el que apenas me quedaba tiempo para hacer las cosas; ése es el punto al que debemos evitar llegar a toda costa.
Hacer las cosas con tiempo es siempre un buen hábito que nos conducirá al éxito, no es necesario esperar a tener ganas de hacer algo para ponerse manos a la obra, ni que decir tiene que esperar al último momento para realizar las tareas no es la mejor estrategia que podemos utilizar, puesto que a última hora siempre se nos pueden presentar imprevistos con los que no contábamos.
Uno de los motivos del fenómeno de la procrastinación es nuestra búsqueda de una recompensa a corto plazo, en ello se encuentra involucrado nuestro sistema límbico. La situación que nos produce placer a corto plazo tiene que ver con un aumento en los niveles de dopamina; por ello, es fácil caer en la búsqueda de una satisfacción inmediata en contraposición con aquella actividad cuya recompensa vemos demasiado lejana en el tiempo como para motivarnos a tomar acción.
Otro de los motivos que nos llevan a procrastinar es un miedo a no estar a la altura de las expectativas que nosotros mismos nos creamos frente a determinada tarea, meta, etc. Podríamos denominarlo también como un miedo al fracaso o incluso un miedo al éxito. En cualquier caso, el miedo que subyace a la procrastinación no nos permite avanzar y nos hace retrasar la tarea, con todas las consecuencias que ello conlleva.
La buena noticia que puedo darte es que existen algunas estrategias que podemos tomar para hacer frente a la procrastinación y evitar que ésta ejerza su influencia sobre nuestras vidas:
1. Sé consciente de tu actitud de procrastinación
Antes de nada, cuando la procrastinación aparezca debes ser consciente de ello. En el momento en que te veas queriendo posponer alguna actividad, párate a pensar en la importancia que ésta tiene para ti y sé realista acerca del tiempo que crees que puede llevarte finalizarla. Nuevamente, la meditación puede ser una herramienta muy útil para ayudarte a tomar conciencia de tu actitud de procrastinador y frenes la actividad mental que te hace divagar y retrasar tus obligaciones.
2. Calibra las consecuencias de tus actos
Reflexiona sobre las consecuencias que la procrastinación puede ejercer sobre tus objetivos y por extensión sobre tu vida. El tiempo nunca se detiene, y todo lo que no hagamos hoy tendremos que hacerlo en algún momento; no digo que trates de hacer mil cosas y no dejes tiempo para el ocio, pero sí que priorices y resuelvas lo verdaderamente importante antes de que sea demasiado tarde.
3. Evita el perfeccionismo
Muchas veces detrás de la postergación reside una actitud de perfeccionismo, de querer hacer las cosas persiguiendo cumplir un ideal que tenemos en mente, de modo que nunca nos ponemos en acción y nos perjudicamos a nosotros mismos. Olvídate del perfeccionismo, es mejor hacer las cosas con los recursos de los que disponemos ahora que no esperarnos al punto de no retorno en el cual el desastre ya esté servido.
4. La procrastinación es un hábito
La procrastinación no deja de ser un hábito, y como habrás leído en el post que abrí sobre buenos hábitos, malos hábitos, depende de ti que el hábito de la procrastinación no se convierta en algo serio y afecte tu desempeño diario. Puedes empezar desde hoy mismo a tomar las acciones necesarias que te acerquen a tus metas, y a medida que actúes así tu actitud de procrastinación irá perdiendo fuerza. Tú mismo lo agradecerás y te sentirás orgulloso de lo que vayas logrando conforme vayas avanzando en tus propósitos.
5. No todo es trabajar
Trata de buscar tiempo de vez en cuando para premiarte un poco cuando consigas realizar lo que te habías propuesto. Puedes usar este método para motivarte a actuar más rápidamente (eso sí, no vale hacer trampas!).
Espero que estas estrategias te ayuden a la hora de afrontar mejor la procrastinación cuando ésta se presente y consigas avanzar en los objetivos que te propongas. Te invito a que me cuentes tu experiencia en los comentarios :).
¡Te veo en el próximo post!